Métodos para bajar la fiebre

En lugar de la palabra menos diferenciada "antipiréticos", vamos a utilizar dos términos más diferenciados:

  1. Apoyo de la fiebre natural (óptima)
  2. Inhibición de la fiebre natural (óptima)

 

¿Qué significan?

  1. Cuando apoyamos el curso "óptimo" de la fiebre, acompañamos las fases de subida y bajada de la fiebre, pero también aliviamos los síntomas difíciles de soportar (como la sensación de malestar, los dolores de cabeza y musculares) sin suprimir el lado beneficioso del estado febril. Es decir, trabajamos para mejorar la sensación general de bienestar del paciente sin bajar su temperatura. Podemos basarnos en los deseos del paciente para guiar este proceso. Eso es lo que recomiendan el FeverFriend y las últimas investigaciones científicas.
  2. La inhibición, o bloqueo, del proceso de la fiebre es cualquier "método antipirético" que interrumpe el curso natural y óptimo de la fiebre y devuelve (fuerza) al cuerpo a su estado basal antes de lo necesario. Esto no es profesional ni está justificado, por lo que no se recomienda.

Ahhoz, hogy megfelelően tudjunk cselekedni minden helyzetben, fontos ismerni az optimális, természetes láz jellemző szakaszait. Ezeket részletesen kifejtettük "A láz optimális lefolyása, szakaszai" című fejezetben.

Para poder comportarse adecuadamente en todas las situaciones, es importante conocer las fases típicas de una curva natural de fiebre. También hemos escrito un capítulo que ofrece más detalles.

1. La fase ascendente (de subida) de la fiebre suele comenzar por la tarde y aumenta el calor del cuerpo hasta alcanzar una temperatura objetivo. Durante esta fase, los capilares de la piel se cierran, las extremidades del niño se enfrían y su cara se vuelve pálida. Durante este tiempo, los niños suelen estremecerse, temblar de frío, tiritar, sentirse fatigados y abatidos, desarrollar dolores de cabeza y sentirse mal en general.

Si se producen convulsiones febriles, suelen hacerlo durante este periodo.

Por lo tanto, para ayudar a prevenirlo, no enfriamos, sino que calentamos al niño: le damos calor para que el cuerpo pueda alcanzar por sí mismo la temperatura deseada con menos esfuerzo. Ayudar a este proceso de calentamiento mejora significativamente el bienestar, elimina los escalofríos, reduce los dolores de cabeza y disminuye la incidencia de convulsiones febriles (132).

Podemos calentar al niño

  • frotar con calor las extremidades del niño (muñecas, parte inferior de las piernas), poner una botella de agua caliente bajo sus pies,
  • tapándole con mantas,
  • darle líquido caliente, a sorbos.

 

2. Pico de fiebre: suele producirse a última hora de la tarde o durante la noche. Los capilares de la piel se abren para equilibrar la producción de calor y se libera calor. La cara se sonroja, las extremidades se calientan, el bienestar mejora y los niños se vuelven más animados.

 

En esta fase podemos ayudar a disipar el calor, pero no queremos reducir la temperatura corporal con ningún procedimiento. Hay que respetar la temperatura que el propio cuerpo ha establecido cuidadosamente.

El objetivo principal es mejorar el bienestar. En caso de malestar, pueden realizarse intervenciones físicas y de enfermería externas.

Ninguno de estos tratamientos debe ser frío ni desagradable. No provoque escalofríos en su hijo.

No intente reducir la temperatura corporal con estos procedimientos, ya que entonces el cuerpo tendrá que trabajar para volver a alcanzar por sí mismo la temperatura objetivo.

Espere pacientemente hasta que la temperatura empiece a bajar por sí sola.

 

En este punto, la disipación del calor puede verse favorecida por:

  • Destapar ligeramente al niño. Esto mejora la eficacia de la radiación y liberación del calor.

Los tres procedimientos enumerados a continuación ya no se recomiendan en algunos países para reducir la temperatura, pero pueden utilizarse para mejorar el confort.

  • Lave al niño con toallitas húmedas y tibias de la siguiente manera
    • humedezca una toallita o esponja con agua templada-cálida (37-39 °C), que puede tener algo de zumo de limón fresco,
    • escúrrela bien,
    • limpiar suavemente las extremidades calientes (brazos, pantorrillas), la frente,
    • Dejar que el líquido se evapore o secar la piel al cabo de unos minutos.
  • La compresa húmeda tibia para las piernas puede hacerse como sigue
    • humedecer dos paños con agua templada-cálida (37-39 °C), que puede contener un poco de zumo de limón fresco,
    • exprimirlo bien,
    • poner los dos paños sobre las pantorrillas,
    • darles la vuelta (invertirlas) o refrescar los paños con el agua tibia cuando se hayan calentado.
  • Baño refrescante (NO desagradablemente frío), 
    • empezamos el baño con agua ligeramente más caliente que la temperatura corporal, y midiendo con el termómetro de agua la dejamos enfriar hasta 34°C, o hasta que la sintamos agradablemente fría en las manos
    • No es necesario que la bañera llegue más arriba de la cintura.
    • Mojamos la parte superior del cuerpo con las manos o con una esponja (123)

Para reducir el dolor de cabeza de una persona tumbada en la cama, se le pueden colocar rodajas finas de limón (78-81) en las plantas de los pies. Este tipo de procedimientos no se basan en pruebas científicas, sino en tradiciones de cuidados caseros. Si son agradables para el paciente y no le hacen daño, podemos aplicarlos con seguridad como cuidados tiernos, cariñosos y atentos.

Compresas, lavados, baños: cada ml de agua que se evapora consume mucha energía. El cuerpo gasta mucha energía cuando el paciente febril empieza a sudar. Al sudar, se liberan importantes cantidades de energía, lo que introduce la siguiente fase del proceso febril: el descenso.

 

3. Al inicio del descenso de la temperatura: el confort del individuo sigue mejorando, ya que el paciente empieza a sudar.

Les ayudamos a perder calor sudando; Mahatma Gandhi hacía lo mismo con sus hijos (69): les dejaba sudar.

 

4. Normalización de la temperatura: fin del descenso.

Por debajo de 38 grados no es necesaria ninguna intervención. Dejar al niño (o al adulto) tranquilo.

 

Algunos aspectos importantes de la recomendación profesional:

1. La administración rutinaria de antitérmicos en niños sanos no está indicada únicamente para reducir la temperatura corporal. ... Las convulsiones febriles (ataques) no pueden prevenirse mediante el uso de fármacos antifebriles. No se recomienda el uso concomitante de varios antipiréticos con diferentes agentes activos. No se recomienda el cambio rutinario entre fármacos con diferentes agentes activos. No se recomienda el uso de antitérmicos que contengan salicilatos en niños menores de 10 años.

2. Métodos físicos para acompañar la fiebre (baño frío y compresas en el tronco o en todo el cuerpo) 

Es importante evitar los escalofríos, ya que impiden la pérdida de calor e interrumpen el ciclo natural. No utilice nunca agua helada. Nunca deje a un niño con fiebre solo en la bañera. En caso de que el niño se ponga azul (cianosis, palidez), empeoren los síntomas de trastornos circulatorios, empiece a temblar o a tiritar, hay que sacarlo inmediatamente de la bañera, ya que en estos casos se puede esperar el efecto contrario, que el cuerpo vuelva a calentarse.

 

En un capítulo adicional encontrará información detallada sobre los cuatro aspectos principales de los cuidados posteriores de un niño febril:

  1. Control de la temperatura corporal (fiebre)
  2. Ingesta de líquidos y energía
  3. Mantener la calma, proporcionar consuelo y cuidados cariñosos
  4. Control de los síntomas (evaluación de riesgos)

 

Aquí encontrará las referencias numeradas correspondientes: Referencias

Aquí encontrará las referencias numeradas correspondientes: Referencias

Actualización de la versión: 1 de marzo de 2024